Despiértate. Levántate. Vístete. Desayuna. Estudia o trabaja. Haz tus deberes y cumple tus obligaciones. No te quedes pensando en la inmortalidad del mosco. Duérmete, mañana empieza otro día…
Parece que en algún momento se nos olvidó ese sencillo, pero indispensable momento para soñar. Grave error.
Si hay algo que debemos repetir a diario, con una disciplina férrea es soñar. Probablemente, esa omisión se fue arraigando en las mentes en el mismo momento en el que creímos que podíamos enseñarles más a los niños de lo que podíamos aprender de ellos. Triste error.
Cuando conversé con un querido amigo acerca de GoRaymi, un proyecto ideado por Sebastián y Carly, unos inquietos e inteligentes chicos, me causó una gran alegría saber que sin temor caminan y hacen algo más de lo que la gran mayoría de gente hace, ellos viven.
Sí, sí, dije que ellos viven, porque vivir va más allá de mantener las funciones vitales. Ellos contagian vida, porque de eso se trata el vivir. Es viajar marcando una diferencia positiva, afectando con alegría a alguien.
Como uno aún es niño y juega a vivir, pidió que le hicieran parte del juego de GoRaymi. Dado que he tenido ese privilegio de poder viajar por muchos lugares, pensé que la vida y los paisajes y gente como los vi podían ser valiosos, así que les compartí mis imágenes para que otra gente se contagiara de ese bichito que te impulsa conocer cosas nuevas, gente nueva, experiencias nuevas, aunque siempre estuvieron allí.
Pasamos de fotografías a vídeos, de largas charlas a guiones de 30 segundos, de largas jornadas a grandes y agradables satisfacciones.
Esto aún está empezando, y es fantástico haber iniciado un juego que muchos jugarán y a muchos hará sonreír y conocer un pedacito de tierra y raíces que no solo son amarillas, azules y rojas, sino que tiene tantos colores como jamás nadie podrá soñar y todos podemos disfrutar. Vamos a la fiesta #GoRaymi.